En varios países, se ha propuesto e intentado la "inmunidad de rebaño".
En teoría, consistiría en permitir que el virus infecte a los jóvenes y saludables para que ellos, una vez inmunes, hagan de cortafuegos protegiendo a los ancianos y vulnerables.
En la práctica, resulta en un enorme número de casos, ingresos hospitalarios, fallecimientos y enfermedad persistente (#longcovid o "covid largo"), que afectan a todas las edades en distintas proporciones.
También afecta a la economía de forma indirecta.
Finalmente, no parece ser ni siquiera eficaz, ya que la abundancia de casos facilita la aparición de mutaciones que hacen que el efecto principal ("inmunidad de grupo") no se consiga.
En muchos otros países, la estrategia empleada ha sido "convivir con el virus" o "salvar lo importante".
Se ha considerado tolerables que haya ciertos niveles de transmisión comunitaria siempre que no se rebasasen niveles que sobrecargarían los sistemas asistenciales.
Se ha permitido una cierta actividad económica y se han mantenido abiertos los centros educativos en la medida de lo posible.
Todo ello ha resultado, en la práctica, en un ciclo repetido de cierres y aperturas, que se ha comparado a "hervir leche", en el que la situación empeora y se vuelve al punto de partida.
Esta situación empeora con la aparición de "variantes aceleradas", más transmisibles, con lógica tendencia a hacerse dominantes por ser más "competitivas". Estas variantes reducen el efecto de parte de las medidas de control, haciendo que el "equilibrio" sea más complicado.
En todo esto, hay que incluir las vacunas, que han sorprendido a propios y extraños en cuanto a la velocidad de producción inicial.
Sin embargo, y al menos de momento, hay limitaciones en cuanto a la producción masiva para el conjunto del planeta.
Además, también podría haber "variantes de escape": mutaciones del virus que no respondan bien, o que no respondan en absoluto, a las vacunas, obligando a revacunar.
Las limitaciones de las estrategias enumeradas hasta ahora hacen que cada vez más países contemplen la posibilidad de acercarse en lo posible a la estrategia "covid cero".
Esta estrategia consiste en considerar a la epidemia no como "olas" sino como "incendio", y tratarlo con la misma falta de tolerancia que se trata a un incendio: se apaga y se vigila su reaparición para apagarlo de nuevo si es necesario.
La experiencia de un número creciente de países permite ver cómo eso libera a la sociedad del virus a un costo organizativo y de limitaciones aceptable para dichos países.
Queda ver en qué medida, y con qué combinación de "herramientas" (ver a continuación), sería posible adoptar las estrategias "covid cero" en un mayor número de países y regiones.
Naturalmente, hay que mantener la perspectiva global, ya que se trata de una enfermedad de transmisión respiratoria que viaja con la gente.
Lo previsible es que las distintas estrategias mencionadas convivan durante un tiempo, hasta que se encuentren o emerjan soluciones más definitivas, o hasta que la biología, o el cambio climático u otros factores, decidan qué pasa a continuación.